En este proceso de aprendizaje, inacabable por cierto, que es el ajedrez, uno va adquiriendo conocimientos e ideas que luego intenta aplicar en sus partidas. Algunos de estos conocimientos, digamos por ejemplo finales o temas tácticos, son para siempre y forman parte de nuestro fondo de armario sin que, por lo general, haya necesidad de revisarlos por más que si sea recomendable refrescarlos de cuando en cuando.
Sin embargo, cuando el objeto de nuestros estudios es la apertura, ¡malditos módulos!, ¡benditos módulos!, la experiencia aconseja la prudencia.
La partida que veremos a continuación es de una época que ahora parece prehistórica, ciertamente. Prehistórica no por el tiempo que hace que se jugó (26 años no es tanto) sino por la revolución tecnológica que ha sufrido el mundo del ajedrez, ahora totalmente mediatizado por el uso de las bases de datos y los módulos de análisis, algo por entonces inimaginable.
Recuerdo que esta partida que veremos a continuación me sirvió de base como preparación contra un jugador al que había visto en ocasiones realizar con negras este planteamiento. Cuando Julio Velasco me la enseñó y me explicó con detalle las peculiaridades de la posición, decidí jugarla si es que se terciaba la ocasión.
Por supuesto la ocasión se dio, y pronto. Jugué con seguridad, rápido, convencido de la bondad de mis jugadas. Obtuve una victoria fácil, sin discusión, inobjetada en el análisis posterior. Creo que tanto para mí como para mi contrario esa apertura quedó como una cuestión zanjada para siempre. Ergo, conclusión, línea aprendida, probada con éxito e incorporada al repertorio.
Sin embargo, y como ya quedó dicho, en lo que a aperturas se refiere, la experiencia aconseja ser prudentes, y dar por sentadas e irrebatibles determinadas ideas nos puede dar disgustos.
Esta partida es un ejemplo. Tanto su protagonista (J. Velasco) como yo, hubiésemos afirmado hasta hace poco que la octava jugada del negro es un error que proporciona al blanco ventaja clara (¡y teníamos ambos partidas para demostrarlo!). No obstante, y como veremos, partidas y análisis posteriores nos quitan la razón. O no.
Julio Velasco – Luis M. Fernández [A34]
XI Cpto. Intercajas, San Sebastián 21/01/1991
1.Cf3 c5 2.c4 Cf6 3.g3 d5 4.cxd5 Cxd5 5.Ag2 Cc6 6.Cc3 Cc7 7.d3 e5 8.Cd2 Ae7
Hasta aquí todo había transcurrido por caminos que allá por el año 1991 ya eran conocidos. Lo recomendable y tal vez desconocido para el segundo jugador era 8…Ad7, evitando doblar peones en la columna “c”. Los movimientos de las blancas que vienen a continuación eran la refutación de la estrategia negra.
9.Axc6+ (un aviso de que todo está abierto a discusión y quizá este no sea el mejor plan es lo que se jugó en la partida Movsesian-Babula, del año 2013: 9. f4 exf4 10. Axf4 Cd4 11. Axc7 Dxc7 12. e3 Cc6 con ligera ventaja blanca) bxc6 10.Cc4 f6 11.Da4 Ad7 [La presión sobre los peones de c6 y c5 parecen compensar la pérdida del alfil de casillas blancas. Esto, sin embargo, a día de hoy ya no es claro. Dudo mucho que Velasco utilizara hoy esta línea con tanto convencimiento si conociera, por ejemplo, la siguiente continuación: 11…Dd7 12.0–0 Ce6 13.Ca5 Cd4 14.Ae3 Tb8 15.Axd4?! (15.Tab1 Tb4 16.Dd1 0–0 17.a3 Tb8 18.Da4y juego poco claro) 15…cxd4 16.Cd1 Tb6 17.Tc1 c5 con ventaja negra, en la partida Yilmaz – Nepomniachtchi, Turquía, 2013] 12.Ce4 (12. f4!? como en la partida Pogorelov-Komljenovic, Pamplona 1996) Db8?! [12…0–0 13.Ca5 Tb8 14.a3 con juego incierto] 13.Ae3 [13.f4!?] 13…Ce6 14.Da3 Db4+ 15.Dxb4 cxb4 16.Tc1 0–0 17.Ca5 Tfc8
La lección posicional de esta partida radica en la superioridad del blanco en la columna semiabierta, controlando en todo momento la casilla c5. El cambio de damas en b4 sirvió para desdoblar los peones, pero los problemas para las negras continúan y es necesario jugar con precisión. No obstante, la jugada 18 del negro precipitó los acontecimientos .
18.Cc5 Cxc5?! (Jugada natural, pero dudosa. Mi amigo Fritz aconseja 18… Axc5 19. Cxc5 Ta-b8 20. 0-0 Tb5 21. Cb3 con igualdad) 19.Axc5 Axc5 20.Txc5 Tab8 21.Rd2 Tb5 22.Thc1 Txc5 23.Txc5 Rf7 24.Tc4 (y el peón cae, dando paso a un final laborioso pero con clara ventaja) Tb8 25.Cxc6 Tb6 26.Ca5 Re7 27.Cb3 Rd6 28.Cc5 Ac6 29.Ce4+ Rd7 30.b3 Ad5 31.Tc5 Axe4 32.dxe4 Ta6 33.Tc2 Td6+ 34.Re3 Ta6 35.Tc4 Tb6 36.Tc5 Rd6 37.Ta5 a6 38.f4 g6 39.Td5+ Re6 40.Ta5 Rd6 41.Rf3 h6 42.e3 Re6 43.g4 g5 44.Tc5 Td6 45.fxe5 fxe5 46.Tc4 Tb6 47.Tc5 Rd6 48.Td5+ Re6 49.Td8 Rf7 50.Td7+ Rf6 51.Tc7 Rg6 52.h3 Rf6 53.Re2 Rg6 54.Rd3 h5 55.Tc5 hxg4 56.hxg4 Td6+ 57.Td5 1–0
Imagen – Barney Moss
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